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Una oración sencilla

Hoy les dejo un artículo muy breve, donde les cuento la repuesta de Dios a una oración sencilla.

¿Leyeron el libro Cómo tener un corazón de María en un mundo de Marta? (era laargo el título). La autora cuenta una situación en la que tenía que hacer un viaje de varias horas en su auto en plena época invernal, sin calefacción y con la ventanilla baja. Por algún motivo, se le había trabado y no podía levantarla.

Con fe, oró para poder subir el vidrio. Probó hacerlo y no pudo. Enojada, con frío y con dudas en su corazón de si Dios realmente la amaba y cuidaba, bajó del auto, sacó una manta del baúl, se la puso encima y emprendió el viaje.

Cuando llegó a destino, se dio cuenta de que, durante el trayecto, no había sentido frío. De hecho, hasta tenía el cuerpo caliente.

Dios había respondido su oración, pero de otra forma.

Las respuestas de Dios

Aunque leí ese libro hace ya varios años, siempre tuve presente ese testimonio. Me ayudó a entender que Dios siempre responde y está atento a lo que pedimos, aunque muchas veces sus respuestas no sean las que esperamos.

Por ejemplo, hace unas semanas, mi esposo, mi hija (de dos años y medio) y yo nos contagiamos el virus del Covid.

La primera en presentar síntomas fue mi hija. Empezó con unas líneas de fiebre y unos días más tarde estuvo con algunos vómitos. Gracias a Dios, eso fue todo.

El segundo en presentar síntomas fue mi esposo: fiebre, dolor de cuerpo, tos y cansancio. Y cuando el resultado del hisopado le dio positivo, mi preocupación principal, además de que el cuadro se agravara, era que si yo también me contagiaba, ¿quién se iba a encargar de cuidar a mi hija chiquita y de la casa?

Fue por eso que oré pidiéndole a Dios que yo pudiera sentirme bien.

Y aunque había orado con fe, me contagié igual.

La mejor respuesta

Sin embargo, así como a la autora del libro que mencioné, Dios también me respondió, pero a su forma. Es verdad que finalmente me contagié, y que tuve un poco de fiebre y cansancio. Pero, sorprendentemente, cuando yo me sentía mal, mi esposo se sentía bien; y cuando él se sentía un poco decaído, yo me sentía mejor y podía encargarme de la casa y de cuidarlos.

Dios me contestó, pero de otra forma. A su forma, que es siempre la mejor.

2 Comentarios

  • Jaqueline libonattis

    Q hermoso leer tu testimonio es de mucha ayuda para mi q hace poco estoy en en él , y tengo muchas cosas q m cuestan mucho y le pido respuesta pero creo q n he recibido ninguna o n m he dado cuenta , Ojalá en algún momento pueda tener una experiencia de la cual hablar del Señor como lo haces vos …. graciaa anima mucho leer tus testimonios y todo lo q escribís

    • Marisol

      Qué lindo, Jaqueline! Por supuesto que vas a tener hermosas experiencias con el Señor, y vas a ver su mano en tu vida. Gracias por tus palabras, me animan mucho! Te mando un abrazo grande.

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