una mujer conforme al corazón de Dios
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¿Sos Una mujer conforme al corazón de Dios? (resumen del libro de E. George)

Era tarde, ya avanzada la noche… Ya toda la familia dormía, menos yo. Había sido un día largo, como todos los anteriores. Parecía que las mismas actividades se repetían vez tras vez: cambiar pañales, lavar platos, calmar llantos, enojarme con mi hija mayor, discutir con mi esposo…

No me podía dormir. Los pensamientos que rondaban mi mente eran, básicamente: estás haciendo todo mal. Y no sé si era verdad, pero que había cosas por mejorar, seguro.

En silencio, me levanté de la cama, prendí la luz de mi escritorio y busqué en mi biblioteca algo que me diera respuestas, o soluciones, para salir de ese caos (y con esa palabra, caos, les adelanto un poco lo que voy a contar en el próximo artículo, que va a ser sobre mi experiencia como mamá de gemelas).

Buscando, encontré un libro que ya había leído hacía muchos años, cuando era soltera, y que era lo que necesitaba releer ahora: Una mujer conforme al corazón de Dios, de Elizabeth George.

Lo abrí y, después de hojear el índice, empecé por las primeras palabras de la autora: “Imagine que viviéramos una vida tal que las personas opinaran de cada una de nosotras, ahora y mucho después que ya no estemos, que somos mujeres conforme al corazón de Dios”.

Una mujer conforme al corazón de Dios, de Elizabeth George

Ese primer párrafo de Una mujer conforme al corazón de Dios me recordó un pasaje que tengo remarcado en mi Biblia, que está en Lucas 1:6: “Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor” (habla de Zacarías y Elisabet).

Es mi anhelo (y seguro que el tuyo también) ser una mujer (o varón) conforme al corazón de Dios, ser una persona íntegra, con la que Dios se agrade, pero muchas veces me siento tan, tan lejos de eso (¿solo a mí me pasa?).

Lucas 1:6 (la Biblia)

El deseo está, pero ¿cómo podemos transformarlo en una realidad?

Voy a comentar a continuación los consejos que da la autora para poder ser mujeres conforme al corazón de Dios, y vivir una vida plena, seguras de que estamos recorriendo el camino correcto.

Y al final de este artículo, voy a dejar un recurso imprimible gratuito para todas las que deseen ser Una mujer conforme al corazón de Dios.

Cultivar un corazón ardiente

Este libro me parece un poco controversial con respecto a algunos temas, y no sé si estoy totalmente de acuerdo con todo lo que dice, pero no hay discusión alguna con el primer consejo que nos da la autora: “Cultive un corazón ardiente”.

Para cultivar un corazón ardiente en el Señor (es decir, salir de la tibieza en la que muchas veces caemos casi sin darnos cuenta), la autora nos aconseja desarrollar el hábito de acercarnos a Dios (y no sé si recuerdan, pero este fue el motivo por el cual nació el Cuaderno de devocionales).

Y nos deja también una pregunta para pensar: “Si alguien le pidiera que describa el tiempo de meditación que tuvo esta mañana, ¿qué diría?”.

Elizabeth compara la vida espiritual con el crecimiento de las plantas: “Las raíces no se ven”, dice. Y se refiere a las raíces como el tiempo que uno pasa en secreto en la búsqueda del Señor.

Hay una verdad que recalca vez tras vez a lo largo del libro: una mujer conforme al corazón de Dios es una mujer que ora. Y también agrega: “Una mujer conforme al corazón de Dios es, primera y principalmente, una mujer que tiene en su corazón una profunda y constante pasión por la Palabra de Dios”.

Decisión y constancia, la clave para ser Una mujer conforme al corazón de Dios

Con respecto a la búsqueda del Señor (lectura de la Biblia y oración), hay dos palabras que me parecen claves, y que la autora las trata a lo largo del libro: decisión y constancia.

Cada acción que realizamos en el día es una decisión que tomamos, lo sepamos o no. Cuando me levanto, por ejemplo, decido qué desayunar, qué ropa ponerme, qué música escuchar, entre otros…

Cada decisión que tomamos tiene consecuencias (algunas inmediatas, otras a largo plazo). Si decido no desayunar, por ejemplo, voy a tener hambre y a sentirme débil. Y en lo espiritual pasa lo mismo: si decido no tener un tiempo de devocional (porque tanto el tenerlo como el no tenerlo es una decisión que tomamos), voy a estar espiritualmente “flacucha”, tibia, y así vaya o no a la iglesia todos los domingos, no separar tiempo cada día para el Señor me mantendría alejada de él.

Creo que este es uno de los errores más comunes que cometemos todos los cristianos: usar mal nuestro tiempo, entretenernos con otras cosas (eventos, salidas, redes sociales, videos…) y no ser constantes en esa búsqueda profunda del alimento espiritual.

Y siguiendo con la comparación entre la vida espiritual y las plantas, Elizabeth explica: “La planta crece o se marchita, prospera o muere, da flores o se debilita. La salud de cualquier cosa, ya sea la planta de un jardín o un corazón devoto a Dios, refleja lo que está sucediendo (¡o no está sucediendo!) debajo de la superficie”.

“Después de todo, si no entra nada, no saldrá nada. Entonces, si usted y yo hemos de tener un ministerio efectivo hacia los demás, primeramente tendremos que estar llenas”, dice la autora, ya que “no se puede dar lo que no se tiene.

(Como ya mencioné anteriormente, al final de este artículo voy a dejar un recurso gratuito para que puedan usar en sus tiempos de devocional).

Actitud de amor y servicio hacia la familia

Sobre la base de lo mencionado anteriormente es que podemos hablar de lo que sigue: el cuidado de la familia (esposo e hijos, si se los tiene) y el hogar, dado que es en la intimidad de la casa donde realmente se ve quiénes somos.

Fragmento del libro Una mujer conforme al corazón de Dios

Algunos consejos de la autora para la relación con tu esposo:

  • Decidí hacer de tu esposo tu relación humana número uno.
  • Orá por él a diario.
  • Que tu esposo sea tu mejor amigo y trabajá en edificar esa amistad con él.

Algunos consejos para la relación con tus hijos:

  • Nutrirlos con la Palabra. (“Como madres, no podemos impartir lo que no poseemos, así que es vital que usted y yo nutramos una férrea pasión por la Palabra de Dios y su sabiduría en nuestros propios corazones”).
  • Orar por ellos. (“¡Usted y yo nunca conoceremos, de este lado del cielo, todo lo que nuestras oraciones lograron a favor de nuestros hijos! ¡Ciertamente, la oración efectiva de una madre piadosa puede mucho delante de Dios!” y “El regalo más grande de amor que nosotras podemos darles a nuestros hijos es orar por ellos”).
  • Disfrutar el tiempo que pasamos con ellos. (Cuenta la autora: “Me di cuenta de que al verter mi vida en adiestrar, disciplinar e instruir a Katherine y Courtney como Dios ordenó, comencé a valorarlas y verlas como algo más que mi responsabilidad. Se transformaron en personas con las cuales yo quería estar, me divertía y jugaba, personas que Dios quería que fueran mi mayor prioridad humana después de mi esposo Jim”).

En cuanto al hogar, hay una frase de este libro que me marcó desde la primera vez que lo leí: “Mi hogar (y el suyo) puede ser como un pedacito de cielo, una especie de paraíso, tanto para mi querida familia como para todo aquel que entre en su recinto”, y eso no depende tanto de cómo sea nuestra casa sino de cómo seamos los que la habitamos.

“No le des a otros lo que todavía no has dado en casa”

Dice la autora: “Es tan fácil darle lo mejor de nosotros a extraños y a nuestra familia tirarle lo que sobra”, ¡y es verdad! Una vez un hombre me contó que estaba ayudando y aconsejando a una familia que tenía problemas… ¡pero era un hombre que había abandonado su propia familia! Y aunque este es un caso extremo, en menor medida podemos llegar a caer en lo mismo.

Muchas veces es más fácil escuchar los problemas del extraño que los de los miembros de nuestra propia familia, o cocinar con más esmero para un evento especial con otros que para los de nuestra casa.

Fragmento del libro Una mujer conforme al corazón de Dios

Conclusión sobre cómo ser Una mujer conforme al corazón de Dios

Ser una mujer que complace a Dios implica oración, amor por su Palabra y amor por el prójimo. Sin embargo, aunque sí es una decisión de cada día, no lo podemos lograr solamente con disciplina, dado que “… Él es el que hace que nuestros corazones estén gozosos y felices, que sean generosos, dadivosos y callados; nos permite concentrarnos y llevar a cabo nuestras prioridades; y provee lo que nos hace falta para avanzar la otra milla y ser la madre (mujer) que Él quiere que seamos”.

Lo que prometí: ¡recurso imprimible gratuito!

En este enlace te dejo una plantilla para que imprimas y puedas usar en tus tiempos de devocional.

¡Espero esta plantilla les sea útil y también todo el contenido de este artículo!

Un abrazo grande.

Marisol

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