♡ Testimonios,  Blog

Milagro en el Mercado Central

¡Hola! Hoy les dejo uno de los tantos testimonios de Omar Gaitán. ¿Quién es Omar Gaitán, para los que no lo conocen? Es el fundador de las Granjas Comunitarias Adulam, donde junto a su familia ayuda a cientos de personas a recuperarse de las drogas, del abandono, de la pobreza, y a encontrar un propósito en sus vidas.

Todo comenzó cuando el Señor le preguntó: “¿Cómo puedes comer cuando los demás no tienen nada que poner sobre la mesa? ¿Cómo puedes vivir en paz cuando miles de personas mueren sin Cristo en la calle?”. Su llamado tuvo una respuesta afirmativa de parte de él, y no tardó en ponerse en marcha para empezar a ayudar a la gente que lo necesitaba.

Granjas Comunitarias Adulam

Este testimonio que cuento a continuación sucedió hace muchos años, y fue una de las primeras veces en las que Omar y su esposa confirmaron una verdad que luego confirmarían vez tras vez: que Dios respalda su obra y que la bendición de nuestro Padre no tiene límites.

Milagro en el Mercado Central

Omar estaba hospedando en su casa a algunas personas que habían acudido a él en busca de ayuda. Pero ellos no tenían nada para comer, ni él nada para darles. Sin embargo, como hijo de un Dios abundante, eso no iba a ser una limitación.

Pidió un auto prestado, y se fue al Mercado Central, sin un peso en el bolsillo, ni siquiera para poder comprar algunas naranjas. Cuando llegó, frenó el auto, se bajó y se quedó parado junto a un farol donde habló con Dios:

–Señor, ¿vos me mandaste esta gente o yo me la agarré de tonto que soy? Si yo lo hice por tonto, por cabezón, dejame acá parado, así me avergüenzo, lloro un poco y me vuelvo a mi casa. Pero ni loco voy a ir a pedir nada a ningún puesto. Pero si vos me los mandaste, llename el auto de mercadería, porque si esas personas me las mandaste vos, también las tenés que alimentar vos.

Y así estaba, con los ojos cerrados, parado en el medio del Mercado Central, cuando escuchó que alguien lo llamaba. Levantó la vista y vio a un hombre que le hacía señas.

–¿Querés llevarte las zanahorias? Tengo dieciséis bolsas de zanahoria, ¿te las llevás?

¡Omar no sabía qué hacer! Era la primera vez que iba al Mercado Central y también la primera vez que veía a ese hombre.

–¿Cuánto sale? –preguntó un poco confundido por la situación.
–Nada, qué va a salir…

Instantes después estaba cargando las dieciséis bolsas de zanahoria en el Falcon Rural que le habían prestado, y no había terminado de cargarlas cuando otra persona lo interrumpió de su tarea para ofrecerle unas bolsas de papas, y luego otra más para ofrecerle unas bolsas de riquísimas manzanas verdes.

Granjas Comunitarias Adulam

Maravillado por lo que había sucedido, llegó a su casa, con el auto repleto de comida y con la confirmación de lo que ya dije anteriormente, pero que nunca va a estar de más repetirlo: que Dios respalda su obra.

Al entender que Dios supliría todas las necesidades, empezó a pedirle todo lo que esa gente necesitaba: ropa, camas, y si camas, entonces también colchones, y si colchones, entonces también sábanas y frazadas, y si frazadas, también un techo donde poner las camas. Y Dios fue proveyendo y respaldando no la obra de Omar Gaitán, sino Su propia obra, llevada a cabo por alguien que un día dijo “Sí” al llamado que había recibido.

***

Si querés conocer más de esta obra, ingresá en su sitio web: www.adulam.org.ar.

Un abrazo grande.

Foto de portada de Markus Spiske en Unsplash

2 Comentarios

Dejar una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *