♡ Reflexiones,  Blog

Si te sentís roto, este mensaje es para vos

Hace unos años, salimos con mi esposo a caminar por nuestro barrio con un deseo en nuestros corazones: llevarle esperanza a alguna persona que lo necesitara.

Llevábamos con nosotros una selección de fotos de distintas temáticas, preparada por la Cruzada Estudiantil para poder iniciar una conversación con desconocidos de una manera un poco más fluida. Una herramienta muy práctica para romper el hielo.

Llegando a la plaza que teníamos cerca de nuestra casa, vimos a un chico sentado en uno de los bancos. Estaba solo, compenetrado en sus pensamientos. Cuando lo saludamos, se sobresaltó (¿qué querrían estos dos desconocidos?).

Le contamos que estábamos haciendo una especie de encuesta, y muy amablemente nos fue contestando las preguntas que le íbamos haciendo, que fueron tres: la primera, cómo se veía él en el presente; la segunda, cómo se veía él en el futuro, y la última, cómo veía él a Dios. Para contestar, tenía que elegir, por cada pregunta, una de las fotos que habíamos llevado.

No puedo recordar sinceramente cuáles fueron sus dos últimas respuestas, pero no me olvido de la primera foto que eligió: una bicicleta rota, apoyada sobre una pared también desgastada por el tiempo. Así se veía él a sí mismo.

Sin embargo, su respuesta no me sorprendió porque no es el único que se ve a sí mismo de esa forma. Yo misma me he sentido así, perdida, sin saber mi propósito o siquiera si había algún propósito con mi vida.

Muchas veces nos sentimos con el peso de todas nuestras malas decisiones encima, o con las heridas que otros nos hayan provocado. Y a pesar de tener todo esto sobre nosotros, ponemos ante el mundo la mejor cara, para que no se note lo roto que estamos por dentro.

Y el peso es mayor.

Pero hay una buena noticia para esto y es que sin importar qué tan grande sea tu herida, o tus heridas…. Sin importar cuál sea tu pasado, ni cómo hayas pensado que será tu futuro… Dios hoy te dice:

Yo soy el que sana. No hay nada que en mí no puedas superar.

Dios te quiere restaurar, comprarte los repuestos que te hagan falta, elegirte la pintura que mejor te quede, y no solo dejarte lindo, sino (y principalmente) funcional. Quiere que funciones, que tengas una vida plena, llena de sentido y dirección.

No sé cuál es tu situación actual ni qué traés a cuestas… Pero te invito a que dejes esa mochila en el único lugar posible: a los pies de Jesús. Y no solo tu mochila, sino también tu vida.

Podés hacerlo con una oración sencilla, contándole a Dios todo lo que te pasa, e invitándolo a que él sea de ahora en más el centro de tu vida.

Dios te está esperando.

4 Comentarios

Dejar una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *