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Dar de lo que recibimos

El artículo de hoy es breve, pero especial; trata de un cumpleaños o, mejor dicho, de una cumpleañera: Emilse Fernández.

Puede que no la conozcas, o tal vez sí. Ella es de esas personas que se alegran con verte y que con un sencillo saludo transmiten mucho cariño y dulzura (qué lindo es encontrarse gente así). Aunque no somos muy cercanas, la aprecio porque tiene esa capacidad de, con pocas palabras, hacerte sentir querido y especial.

Unos meses atrás, recibí un e-mail de ella. Fue una de esas notificaciones especiales que uno abre con ganas y con curiosidad. Ya hacía un tiempo que veníamos orando por su salud, porque, Dios sabe los motivos, había recibido un parte médico que conmocionó a más de uno. 

En su correo, me contaba que quería abrir un blog para contar todo lo que estaba viviendo, y ser con eso de ayuda a los que pasan por situaciones similares a la de ella. Me pasó algunos escritos, preguntándome si me parecía que la redacción estaba encaminada. Sí, lo estaba, y qué lindos textos con los que me encontré: motivadores, edificantes y llenos de paz. Tengo que decir que fueron de inspiración para mi vida.

Transcribo un fragmento de uno de sus artículos:

“El sufrimiento nos duele y aprisiona… pero Jesús está a tu lado, lo entiende, lo vivió y puede darte las fuerzas para atravesarlo y salir victorioso, transformado y viendo más claramente su propósito para tu vida.

Si estás en un momento de enfermedad o padeciendo en el alma… abrí la puerta, Jesús llama a tu corazón (Apocalipsis 2:10), quiere acompañarte, estar con vos y que estés con él. Su presencia será un gran alivio y su amistad un tesoro que apreciarás por siempre”.

Fragmento del artículo “Sin anestesia”

Admiro a las personas que, incluso en momentos de dolor, comparten de lo que Dios les dio para ser de bendición a los demás, que utilizan las herramientas que tienen y que no escatiman cuando de animar y fortalecer a otros se trata. Que, tal como dice la Biblia, consuelan con el consuelo que ellos mismos recibieron (2 Corintios 1:3-4). 

Les comparto su página para que puedan leer todo lo que publicó y para que lo compartan en sus redes: Tesoros en el Camino.

Un abrazo grande.

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