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El hombre que evangelizaba con una lata

Este testimonio que les comparto hoy, lo tomé de un libro titulado Torturado por su fe, editado en 1970.

A continuación, transcribo textualmente un fragmento de uno de los capítulos más impactantes de este libro.

Fragmento de Torturado por su fe

“En la cárcel, se había forjado un ‘teléfono de la prisión’. Existe alguno en casi todas las prisiones, porque la comunicación con otros es muy importante. La forma en que los presos se comunicaban entre sí consistía en su código Morse elemental. Un golpecito en la pared representaba la letra ‘A’. Dos era la ‘B’. Tres, la ‘C’, y así en adelante a lo largo de todo el alfabeto. ¡Para decir algo con la letra ‘Y’ se tardaba una eternidad! Sí, pero funcionaba.

Un día escuché el llamado ya común: ‘Preso Popov, adelántese’. Un informante había hablado de mis reuniones clandestinas de oración o de mis clases bíblicas de nuevo. A esta altura, ya era rutina. De allí a la oficina del director y luego a la celda de castigo por una semana o dos.

Las celdas de castigo eran una hilera de pequeñas celdas de confinamiento solitario. Aquella vez me llevaron a la celda 27 en medio del bloque.

Cuando quedé solo, tuve una idea. Si el ‘telégrafo de la prisión’ podía ser usado para esparcir rumores y noticias, ¿por qué no podía usarse para esparcir el evangelio?

Tomé mi copa de lata y comencé a golpear en la pared y esperé. Con toda seguridad, en solo pocos minutos, vino un sonido de respuesta del otro lado.

‘¿Cómo se llama?’, pregunté con golpes.
‘M-i-t-s-h-e-v’, respondió.
‘¿Por cuanto tiempo ha estado aquí?’. Volví a golpetear.
‘Tres semanas’, respondió.

Pronto desarrollé una nueva ‘técnica’ para el golpeteo. Si era descubierto por los guardias, sería interrumpido, de modo que me ponía de pie en la celda como si estuviera descansando contra la pared con el recipiente en la mano. De esa manera yo podía mantener un ojo dirigido a la mirilla y detenerme inmediatamente si oía o veía que esta se abría.

Dije a Mitshev que escuchara porque tenía algo importante que decirle.

Golpeteó que escuchaba.

Le pregunté si era un cristiano, nacido espiritualmente.
‘No’, contestó.
‘¿Ha oído usted que Cristo murió por sus pecados?’.
‘Solo en la Iglesia Ortodoxa, cuando era niño’, respondió.
‘Escuche’, golpeteé, ‘porque quiero decirle lo que Cristo hizo por usted’.
Entonces, durante los tres días siguientes, interrumpido solo por las horas de sueño, ‘prediqué’ a Mitshev un mensaje de amor de Dios y salvación en Cristo.

Después que nos detuvimos una noche, él comenzó preguntando algo como: ‘Pero, pastor, ¿cómo pueden irse mis pecados? No lo entiendo’. Aquello era bueno. Mitshev estaba pensando.
Al cuarto día, Mitshev golpeteó en respuesta: ‘Estoy dispuesto ahora a creer en Jesús: ore por mí. Estoy listo para aceptar a Cristo’.

Le dije que se pusiera de rodillas, que yo haría lo mismo en mi celda y que oraríamos juntos. Unos minutos después, Mitshev volvió a golpear: ‘Agradezco de veras a Dios, le he dado mi vida’. Después de su conversión, edifiqué su fe durante tres días más, hasta que fui llevado a mi celda habitual.

Todo eso fue logrado golpeando con una taza de lata. Ni una palabra audible había sido pronunciada.

Nunca he visto a Mitshev, pero sé que él encontró Cristo.

Después de eso, golpeteé el evangelio casi hasta el día de mi liberación y llegué a alegrarme de aquella celda de castigo por la oportunidad que me daba de testificar a los que estaban en las celdas próximas golpeteando el evangelio. En los muchos años siguientes alcancé a testificar y predicar el evangelio con mucha frecuencia, usando el ‘teléfono de la prisión’, golpeando con un recipiente de lata en las paredes de la celda.

Nunca fui descubierto, usando mi método de ‘espaldas en la pared, mirada en la mirilla’.

Muchos hombres, a quienes no veré nunca, me dijeron a través del ‘telégrafo de la prisión’ que habían obtenido nuevas fuerzas y fe en Dios. Por eso alabo al Señor”.

***

Fragmento tomado del libro Torturado por su fe, de Haralan Popov.

Un Comentario

  • Carlos

    Que testimonio! Otro libro que da a conocer testimonios tan impactantes es ” Torturados por Cristo” de R. Wrumbarg (No estoy seguro si se escribe asi) Gracias por compartirlo

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