Por qué amar a ESA persona te cuesta tanto

Hace algunos meses me pasaron el pdf del libro Hijos de la intimidad, de Mariano Sennewald (ahora ya tengo el libro físico). En las primeras páginas, él cuenta lo feliz que se puso cuando la esposa le contó que estaban esperando un bebé, lo importante que fue la primera ecografía y, meses más tarde, su nacimiento.

Al leer esas páginas en las que describía cuánto amor le brotaba de su corazón por su hijita, mi corazón se entristeció y me quebranté delante del Señor.

En ese momento, yo ya tenía a mis tres hijas. Las gemelas eran muy chiquitas y en casa seguíamos acomodándonos a esa nueva rutina de doble pañal, llantos y mucho cansancio. En medio de todos esos cambios, sentía que mi amor maternal se había ido apagando.

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Como dije anteriormente, cuando leía estas páginas, me quebranté delante del Señor y le pedí tener el mismo amor por mis hijas: un amor genuino, puro, que venga del Señor, que me ayude a verlas como él las ve.

Fotito con las preciosas en un acto del jardín ♥

Aunque sigo en proceso, Dios hizo algo en mi corazón, y me volvió a llenar con ese amor que solamente puede venir de él.

Para amar, tenés que entender que Dios te ama

La semana pasada, en una reunión de la iglesia, una hermana pidió que le dijéramos a quien teníamos a nuestro lado: “Dios te ama, sos muy valioso”. Ella contó que esto se lo habían dicho muchas veces, pero que en una reunión esta frase tan sencilla, pero tan cierta, había sido especial, y oró para que también fuera especial para nosotros ese día.

Yo estaba sentada, con mi hija Luz sobre mis piernas. Después de que esta hermana terminó de hablar, la abracé a Luz, mi hija mayor, y le reafirmé lo valiosa que ella es. En ese momento, empezaron a brotar lágrimas de sus ojitos (tiene cinco años) y así estuvimos un buen tiempo, abrazadas, sintiendo cómo Dios nos abrazaba también a nosotras y nos hacía sentir su amor.

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Hijos de la intimidad, de Mariano Sennewald

Pero sinceramente, no estaba segura de por qué lloraba Luz. ¿Puede una nena de cinco años ser tocada por el Espíritu Santo? Para no quedarme con la duda, le pregunté por qué lloraba, y ella me contestó: “De felicidad”.

Crecer, un deseo de mi corazón

Hace ya muchos meses con mi esposo tenemos un deseo muy profundo en nuestros corazones, que es el de crecer en el Señor. Pero entendí que lo que estamos buscando realmente no lo definimos tanto con la palabra crecer sino con conocer.

Conocer a Jesús es lo que realmente estamos buscando, y que ese conocimiento nos cambie la forma de vernos a nosotros, de ver la iglesia, de ver a las personas que se pierden… Que ese conocimiento nos ayude a entender sus planes, sus propósitos, su manera de pensar, su corazón.

Conocer a Jesús sana tu identidad

Es necesario entender lo que Dios piensa de vos. Que Dios te pueda decir: “Sos valiosa”, “Te amo”, “Tengo planes de bienestar para tu vida”, “Tu vida tiene un propósito”, “Te hice con amor”.

Para que él nos lo pueda decir, necesitamos hacer algo muy sencillo: escuchar.

Me gusta la versión de Efesios 3:18 de la Nueva Traducción Viviente, que dice: “Espero que puedan comprender, como corresponde a todo el pueblo de Dios, cuán ancho, cuán largo, cuán alto y cuán profundo es su amor”.

Hijos de la intimidad, de Mariano Sennewald

El entender Su amor, va a quitar de nuestras relaciones:

  • La comparación: compararnos con otros nace de corazones lastimados, de identidades no sanadas por el Señor.
  • La crítica: pienso que la crítica tiene una raíz en la envidia y, también, como el punto anterior, en la comparación, en el sentirse menos que el otro. Si nos exponemos a relaciones sanas, donde otras personas dejan en descubierto lo que está mal en nosotros, si entendimos quiénes somos delante del Señor, esa luz nos va a ayudar a cambiar lo que el Señor nos esté mostrando, y a sanar.
  • El resentimiento: ya toqué este tema en “El desafío de Sanar para amar (de Javi Martínez)”, pero quisiera agregar una experiencia más en el próximo artículo (¡sumate al canal de WhatsApp para no perdértelo!).
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Palabras finales

Mientras escribía, pensaba en que tal vez esa persona que tanto te cuesta amar sos vos misma. Si es así, la raíz del problema no deja de ser el tener una identidad lastimada, no entender quién sos para el Señor.

Y esto se sana de una sola forma: estando a los pies de Jesús, como María, y escuchando lo que Él quiere decirnos, anhelando su presencia en nuestras vidas, dejando de lado actividades que nos distraen y priorizando pasar tiempo con él.

Pero una sola cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, y nadie se la quitará .

Lucas 10:42 – RVC

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¡Gracias por leer este artículo y por ser parte de esta linda comunidad! Además de la nueva sección que inauguramos la semana pasada, Historias inspiradoras (con el testimonio de mi querida tía Marta donde cuenta cómo Dios la hizo libre del tabaco y del pecado), ahora también voy a empezar a subir contenido sobre manualidades y DIY.

Me sorprendió la rápida aceptación que tuvo la propuesta en Instagram, así que ya estoy preparándoles material ♥

¡Un abrazo grande!

Marisol

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