Charlando con una amiga que está esperando gemelos, hablábamos de qué hay que comprar para la llegada de los bebés.
Le contaba que, cuando estaban por nacer las bebés, yo me ponía muy ansiosa por tener todo lo necesario para cuando nacieran. Me pasaba horas y horas mirando publicaciones de artículos para bebés.
Entre todo lo que necesitaba, me faltaba conseguir una sillita para cuando empezaran a comer.
En casa tenía una, que era la que había usado Luz de bebé, y me había resultado tan práctica que quería conseguir una más de esa misma marca y modelo.
Me fijaba en Mercado Libre, en Marketplace de Facebook, en tiendas de artículos para niños…, y ninguna de las que veía me terminaba de convencer: si eran nuevas, eran muy caras; si eran usadas, estaban muy deterioradas; o lindas, pero para retirarlas quedaba lejos o trasmano… En fin. No conseguía lo que buscaba.
Pero en eso que me llenaba de ansiedad por no conseguir lo que quería, me di cuenta de que realmente conseguir esa sillita no era una urgencia. Faltaban todavía meses para que las bebés empezaran a comer y aún había tiempo.

Y por algunos meses dejé de buscar, hasta que realmente se acercó el tiempo en que la necesitamos. Cuando llegó el momento, hice una nueva búsqueda en Internet y encontré exactamente la que quería, a un muy buen precio y en una ubicación cercana a casa.
Las bebés pudieron tener lo que necesitaban y yo pude conservar la tranquilidad y no sumarme una preocupación más.
Algunas preguntas prácticas
Aunque muchas veces sea difícil, hay que frenar los pensamientos y ubicarse en la situación real. Dejo algunas preguntas que pueden ser de ayuda:
- ¿Es realmente tan urgente?
- ¿Puedo solucionarlo ahora?
- ¿Puedo solucionarlo yo?
- ¿Qué sí puedo hacer y qué no?
También creo que es importante tener criterio propio y no dejarse llevar por lo que los demás hacen.
- ¿Mi economía me lo permite?
- ¿Está acorde a mi estilo de vida y prioridades que establecimos con mi familia?
Otro tema para pensar es si realmente eso que queremos tiene que ser exactamente así como pensamos. A veces me parece que cuando uno está muy cerrado a una alternativa o no acepta recibir una respuesta distinta a la que uno espera, uno no termina de descansar en el Señor ni de aceptar lo que Él tiene preparado para nosotros.
Entonces me parece que un primer paso también, además de hacernos esas preguntas que mencioné anteriormente, es renunciar a lo que uno tiene tan agarrado, tan abrazado, orar, y dejar que sea Dios quien supla esa necesidad o quien diga si la respuesta es sí o no. Y descansar en Él.
“Estén quietos y conozcan que yo soy Dios”
Por supuesto que si podemos mantener la calma y sentirnos en paz es porque sabemos que Dios está en control de todas las cosas.
Y también sé que hay situaciones que son realmente preocupantes, mucho más que algo tan trivial como un artículo de bebé. Pero también sé que lo trivial nos prepara para lo importante. Son pequeños entrenamientos para aprender a aceptar la voluntad de Dios incluso en situaciones mucho más difíciles o graves.

El matecito de la foto, que dice “Be still” (estén quietos, en inglés) lo hice para recordar que, por encima de todo lo que uno pueda hacer, hay Alguien que está atento a nuestras necesidades.
“Still” también se usa, en inglés, para referirse al agua sin gas, al agua en calma, agua que no burbujea. Me gustó ese otro significado y creo que así Dios espera que estemos nosotros: tranquilos, en reposo, en calma, porque Él es quien nos cuida.
***
Gracias por leer este artículo. Si te fue de ayuda, te invito a compartirlo con alguna persona que lo pueda estar necesitando.
¡Un abrazo grande!
Marisol